jueves, 7 de febrero de 2008

EL LENGUAJE DE DIOS



Movidos a Misericordia
Capítulo VI
"Y aconteció en el camino,
que en una posada Jehová le salió al encuentro,
y quiso matarlo"
Éxodo 4:24-26

Los primeros cuatro capítulos del libro de Éxodo presentan a un siervo de Dios, un hombre llamado Moisés, uno que ha sido salvado de las aguas y, como tal, vive enfrentándose a crisis espirituales. El capítulo 2 de Éxodo nos habla del nacimiento de Moisés, cuyos padres eran de la tribu de Leví. La madre lo escondió por tres meses pues los egipcios daban muerte a todo hijo varón de los hebreos. Luego lo puso en una canastilla entre los juncos, en el lugar donde se bañaba la hija del faraón. Cuando la princesa lo encontró sintió compasión y encargó su crianza a la propia madre de Moisés. Ya joven recibió una completa educación en el palacio de faraón.

Moisés huyó a Egipto, a la región de Madián, después de haber dado muerte a un egipcio que golpeara injustamente a un israelita. Aceptó quedarse a vivir en la casa de Jetro, sacerdote madianita, y contrajo matrimonio con una de sus siete hijas, Séfora, quien tuvo dos hijos de Moisés: Gersón y Eliezer. Jetro y su familia no eran hebreos y tenían otra religión. Años después Jetro se hizo adorador del Dios verdadero cuando visitó a Moisés en el desierto de Sinaí para restituirle a su mujer e hijos. Los madianitas eran una raza nómade de Arabia, descendiente de Midián, numerosa y rica en rebaños, ganados y camellos y también activa y afortunada en el comercio. Eran idólatras, practicaban las hechicerías de Balaam y una sensualidad desenfrenada, enemigos de los hebreos. Moisés estuvo 40 años en Tierras de Madián.

En los capítulos 3 y 4 Dios llama a Moisés en una zarza ardiente en el desierto y le entrega todas las instrucciones para liberar a su pueblo del yugo de Egipto. Deberá hablar con el faraón y decirle que permita sacar al a los hebreos de Egipto. Le da varias señales, entre ellas un bastón que se convierte en serpiente. A los reclamos de Moisés de ser "tardo para hablar" nombró a su hermano Aarón como intérprete. El Señor advierte que el faraón se pondrá terco. Será una misión difícil. Entonces Moisés tomó a su mujer e hijos y se encaminó a Egipto.

Para crecer espiritualmente necesitamos las crisis. Cuando nuevamente aparece nuestra palabrita "mesón", que aquí se ha traducido por posada, es para señalar un encuentro controversial con Dios. Transcribimos:

"Y aconteció en el camino, que en una posada Jehová le salió al encuentro (a Moisés), y quiso matarlo. Entonces Séfora (esposa de Moisés) tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó luego ir (el Señor a Moisés). Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión."
Éxodo 4:24-26

Relata la Biblia que Moisés iba camino a Egipto, con su mujer e hijos y aconteció que en una posada Jehová le salió al encuentro y quiso matarlo. En verdad Dios ya le había salido al encuentro a este siervo de Dios en varias oportunidades y ahora le estaba llamando, no desde una zarza ardiente sino desde una situación de conflicto.

¿Qué significa que Dios salga a mi encuentro? Cuando estoy en una encrucijada de la vida y Él me habla. Cuando hay silencio y nada dice. Cuando quiero que me hable y no decido. Dios está saliendo a su encuentro ¿Le escucha? Dios nos puede salir al encuentro cualquier día. De hecho un día nos salió al camino nos habló y nos llamó. Obedecimos a su llamado y aquí estamos sirviéndole. Al lector probablemente también le ha sucedido así. Pero en esta oportunidad la Palabra habla de uno que ya ha sido llamado por Él y le ha salido al encuentro. Dios busca a los pastores, a los evangelistas, a los maestros, a los profetas y a los apóstoles; a usted hermano, maestro de Escuela Dominical; le busca y hoy, quizás a través de este libro, le está saliendo al camino ¿Escuchará usted la voz de Dios? ¿Será obediente o pasará de largo? Dios le ama y le llama. Él quiere hacer algo con usted. A veces pensamos que estamos muy cerca de Dios pero en verdad estamos muy lejos, andamos descaminados. Entonces decide visitarnos y venir a nuestro encuentro. Aquí la palabra posada o mesón se ha instalado en el texto iluminando algo muy importante que el Señor quiere comunicarle.

La controversia espiritual cuestiona nuestra espiritualidad. Moisés ha recibido con claridad la orden y misión de Dios, pero hay dos obstáculos: no ha cumplido completamente con la voluntad de Dios manteniendo a su primer hijo sin circuncidar, influenciado tal vez por la religión de Séfora, la madre del niño. La escritura no dice qué le ha sucedido, como Dios quiso darle muerte, aunque es evidente que no puede desear eso después de asignarle su tarea. Puede que esté enfermo o tuviese un accidente. Como sea está impedido, imposibilitado de realizar un rito fundamental para su fe, a lo cual debe hacerlo su mujer. "Entonces Séfora tomó un pedernal afilado y cortó el prepucio de su hijo, y lo echó a sus pies, diciendo: A la verdad tú me eres un esposo de sangre. Así le dejó luego ir. Y ella dijo: Esposo de sangre, a causa de la circuncisión." (Éxodo 4:24-26).

La crisis indica nuestra incapacidad. "Durante el camino, en el lugar donde Moisés y su familia iban a pasar la noche, el Señor salió al encuentro de Moisés y quiso matarlo" (Éxodo 4:24). Moisés ya tiene la misión, todas las indicaciones han sido dadas Ha recibido todos los detalles todas las indicaciones de parte de Jehová y ahora, justo en el lugar donde iban a pasar la noche, el lugar donde pernoctarán, se presenta un inconveniente. ¿Un accidente? ¿una enfermedad? La Biblia no lo especifica pero es algo duro, un trato que le imposibilita. ¿Qué quiere decir el Señor a Moisés? Esta es una buena reflexión para quienes en un minuto de su vida, cuando están llenos de expectativas y entusiasmo, la vida les asesta un duro golpe que les deja inmovilizados. ¿Qué sucede? ¿Acaso Dios no quiere que sea feliz y desarrolle una misión en la vida? He estudiado, he luchado por capacitarme para una profesión y de pronto quedo ciego, sordo o inválido. ¿Qué raro designio de Dios es éste? ¡Qué extraña es la voluntad del Señor para nosotros! Envía a San Pablo a anunciar el Evangelio a los gentiles y permite que lo encarcelen; unge a David como rey y hace que éste huya por mucho tiempo de Saúl que le persigue; le hace el encargo a Moisés de llevar a su pueblo a la tierra prometida y lo hace morir antes de llegar. Obviamente cada uno de estos hechos tiene un significado espiritual, Él quiere el desarrollo de las virtudes morales y sobrenaturales en cada hijo e hija suya. Para eso se vale del sufrimiento y la frustración; el concepto que Él tiene del éxito es muy distinto al nuestro. Su visión del triunfo en la vida tiene que ver con la instalación de su Reino en los corazones de los hombres.

En medio de la crisis está el mensaje de Dios. Ahora el siervo de Dios, precisamente en el mesón o el sitio de descanso de los peregrinos, se pregunta ¿qué quiere Dios de mi? Y la respuesta no se deja esperar. Debe arreglar cuentas con Dios, ponerse al día en algo que debe. Examina su actuación y se percata que no ha obedecido a algo fundamental del pacto de Dios con su pueblo: la circuncisión de su hijo primogénito. Él no puede hacerlo, se lo ordena a su esposa y, en la reacción de ella, está la respuesta a esa detención del Señor, a esa invalidez: debe dejar a su familia por un tiempo para cumplir su misión. Él no puede exponer a los suyos a la persecución de los egipcios ni debe hacer peligrar el plan de Dios con la actitud incomprensiva de su mujer. En ese momento ellos estorban la estrategia de Dios. Dice la Palabra de Dios "Entonces el Señor dejó ir a Moisés" (Éxodo 4:26, DHH). Se ve en la necesidad de separarse de su familia para poder cumplir la misión.

¿Qué relación tiene esto con los discapacitados? Hay una explicación para la inhabilitación de alguien y ese misterio está en Dios. Él tiene la respuesta. Al que es espiritual todas las cosas le ayudan a bien. Dios tiene la respuesta a todas nuestras inquietudes e interrogantes. Aunque nos parezca una locura, algo descabellado, la discapacidad tiene una razón de ser y ésta no es otra que la que nos da Jesús: "para que las obras de Dios se manifiesten en él" ( San Juan 9:3) ¿Acaso no se manifestó la gloria de Dios en la vida de Moisés? Su misión era tan importante que Dios necesitó hacerlo inhábil algunos días para que viera, para que adquiriera la verdadera "visión".

La controversia nos enseña a descifrar el lenguaje de Dios. La triste estadía en el mesón le permitió a Moisés entender la voluntad de Dios para su vida, completar su visión. Dios, a través de las circunstancias más difíciles, nos habla, por decirlo así, "a gritos". Se dice que Él habla en el silencio. Es preciso quedarnos silenciosos en la oración y escuchar a Dios. Pero también es bueno preguntar en medio de los sufrimientos: ¿Qué quieres decirme con esto Señor?. Mi esposa siempre confiesa me costó mucho comprender el lenguaje de Dios. Todos quisiéramos que el Señor nos hablara directamente con voz audible. Así sería más sencillo, pensamos. Pero ¿realmente le obedeceríamos de esa forma? ¿No estará, a través de ese lenguaje complejo de las circunstancias, puliendo nuestro corazón, la disposición a servir y obedecer; no querrá que apreciemos lo que nos dice, hacer trabajar nuestro intelecto para poner a su servicio no sólo el oído sino también la mente? El que sólo escucha una orden, lleva ese dato a su cerebro y procura cumplirlo. Mas al que le ha costado descifrar el código ha tenido que: llorar por su situación; pedir a Dios misericordia en medio del sufrimiento; solicitar insistentemente una explicación de ese dolor; humillarse ante el Señor reconociéndose incapaz de superar el dolor solo; establecer en su mente diversas hipótesis o explicaciones del hecho; buscar en la Palabra de Dios una respuesta; investigar en su propia actuación y examinar su corazón.; esperar con confianza, fe absoluta en Dios; asumir y aceptar el trato de Dios - mientras más reclame y despotrique más se prolongará la situación - y humillarse hasta lograr la sumisión del corazón al Señor. Entonces, repentinamente se hace la luz en la mente y se descubre la respuesta de Dios, la confirmación a alguna de las hipótesis o bien una respuesta totalmente distinta.

Si no hubiese hecho todo ese esfuerzo, Dios no habría dado la respuesta. Él nos guía y para ello utiliza nuestro intelecto. Los dones de Dios los entrega el Espíritu Santo a todo cristiano y funcionan cuando el hijo de Dios los hace funcionar. La actitud debe ser: actuar, preguntar, orar, meditar, discernir. Es algo dinámico, un proceso que requiere de nuestra participación. Si no fuese así, sencillamente bastaría que Dios nos hablara con voz audible y nosotros actuaríamos. ¿Por qué lo ha concebido así? Porque es la única manera que desarrollemos las virtudes cristianas.

Imagínese que está en una guerra y recibe un mensaje codificado de su comandante. Usted no conoce las claves del código. ¿Qué hace? ¿Se sienta a esperar recibir una llamada por radio de su superior? Usted sabe que él ya envió el mensaje, que no lo repetirá de otra forma. El mensaje está en sus manos y el problema es que usted no entiende su significado porque no dispone de la clave. La solución del problema ya no está en manos del comandante sino en usted. Él ya cumplió su parte, ahora le toca a usted. Así es que lo único que le queda es utilizar todas sus capacidades para encontrar la clave y descifrar el mensaje. Con confianza en sí mismo, en el entrenamiento recibido en la base militar y en sus propios talentos, comienza el trabajo de decodificación hasta encontrar la respuesta. Cuando lo logra salta de alegría. Así también es con el mensaje de Dios. Él nos pone en una circunstancia difícil, usted se pregunta cuál será la voluntad de Dios en ese caso, cuál es el mensaje que tiene para usted. No puede sentarse a esperar que Dios le vuelva a hablar. Él ya ha dado su mensaje y usted tiene la clave para descifrarlo. Dispone de varias herramientas: sus propias capacidades intelectuales o talentos, el acervo de experiencias anteriores, los dones del Espíritu Santo (sabiduría, inteligencia, conocimiento, etc.), la Palabra de Dios escrita en la Biblia y el consejo de los ministros de Dios. Una buena fórmula en tiempos de crisis puede ser responder con toda honestidad estas tres preguntas: 1) ¿En qué estoy fallando? 2) ¿Qué precepto bíblico estoy quebrantando? y 3) ¿Qué debo hacer para reparar este error?

Queda claro que Moisés tenía la intención de marchar a Egipto con su mujer y sus dos hijos; que el mayor ya debería haber estado circuncidado, de acuerdo al pacto que Jehová había hecho con Abraham (Génesis 17:10-12); que la mujer de Moisés era pagana y su suegro un sacerdote de la idolatría madianita, pero con grandes cualidades espirituales. Cuando Dios quiso matar a Moisés, éste lo interpretó como un enojo del Señor por no haber cumplido aún el rito de la circuncisión con su hijo mayor y, estando imposibilitado para efectuarlo, debe habérselo solicitado a su mujer. Ella, indignada pues no comprendía las costumbres del pueblo de Dios, que para un judío la incircuncisión era una gran impureza tomó el pedernal y circuncidó al niño, diciendo con repugnancia "en verdad, tú eres para mi un esposo de sangre" debido a la circuncisión. Por medio de estas circunstancias desagradables el siervo de Dios pudo entender cual era la voluntad del Señor antes de partir a Egipto.

En resumen, podemos señalar que, para crecer espiritualmente, necesitamos las crisis; que estas controversias espirituales nos ayudan a cuestionarnos y examinarnos; por medio de esos dolores Dios nos indica nuestra incapacidad. Cuando pensamos que Él está lejos, en verdad es cuando está más cerca; allí, en medio de la crisis, está el mensaje de Dios y lo único que tenemos que hacer es aprender a descifrar el lenguaje de Dios.

La correcta actitud cristiana frente a cualquier sufrimiento no es otra que: asumir el dolor, dar gracias por el dolor, preguntarnos en qué aspecto estamos fallando frente a su voluntad expresada en la Biblia, reparar el error y, finalmente, esperar pacientemente la respuesta divina, si Él quiere darla.

Así es que el Mesón también es un lugar de disciplina, una milicia de Dios, un lugar de entrenamiento en el dolor (Toma tu cruz y sígueme). En el mesón comprendemos su tratamiento para producir en nosotros el carácter de Jesús. Ahí el dolor de los discapacitados cobra sentido. En el mesón, a través del discipulado, tanto samaritanos como discapacitados pueden discernir las circunstancias que están viviendo, desde la perspectiva de que son un trato de Dios para perfeccionar en ellos la fe, la esperanza y el amor. Como recuerda San Pablo a su hijo espiritual Timoteo "Y tú, hijo mío, saca fuerzas de los dones que has recibido de Cristo Jesús./ Lo que me has oído decir delante de muchos testigos, encárgaselo a hombres de confianza que sean capaces de enseñárselo a otros./ Toma tu parte en los sufrimientos como un buen soldado de Jesucristo" (2 Timoteo 2:1-3, DHH).

PARA TRABAJAR EN EL MESÓN.
1) Comparta con sus compañeros samaritanos los "desiertos" y "disciplinas" que ha pasado en su vida cristiana, y las enseñanzas que eso le ha dejado.
2) ¿De qué forma puede ser el Mesón un lugar de disciplina o milicia de Dios?
3) Haga un resumen de este capítulo, comentando los textos bíblicos.
4) ¿Cómo se manifiesta, según el autor, la voluntad de Dios o cuál es el lenguaje que Él usa en nuestras vidas?

1 comentario:

AGAPE: Amor De Dios dijo...

gracias hermano, me sirvio de mucho tu explicacion de exodo 4:24-26 porque realmente no entendia... gracias hermano DTB