domingo, 25 de mayo de 2008

UN LUGAR DE COMPROMISO

Capítulo VIII del libro
"Movidos a Misericordia"

"...doce piedras,
las cuales pasaréis con vosotros,
y levantadlas en
el lugar donde habéis de pasar la noche."
Josué 4:3


El nombre de Josué, hijo de Nun y héroe de este libro, significa Jehová es salvación. Antes que nada se desempeñó como "servidor", ayudante de confianza de Moisés, algo así como su secretario y ministro. Josué, también llamado Oseas, fue hijo de Nun, de la tribu de Efraín. Moisés le cambió el nombre de Oseas (él salva) por Josué (Jehová salva). Fue un excelente guerrero, dirigió los ejércitos de Israel en una gran victoria contra los amalecitas en el Sinaí. Cuenta la Palabra su triunfo, como "José deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada". Larga vida y posición de jefe tras la muerte de Moisés fueron su recompensa por ello. Junto a Caleb, fue la voz de minoría que exhortó a la congregación de Israel a tomar la "tierra que fluye leche y miel". Pero el pueblo acobardó, lloró y quería volver a Egipto, tenía miedo de los gigantes, hijos de Anac. Él les dijo "no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis". Aquí se puede apreciar su fe en Dios y el carácter fuerte y osado de Josué.

Moisés envió espías a reconocer Canaán, entre los cuales estaba Josué, tal como Dios le había ordenado, "de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos" y examinaron sus fortalezas y debilidades. Josué acompañó a su mentor al monte Sinaí. Al descender "cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: alarido de pelea hay en el campamento", pues estaban adorando al becerro de oro. Josué siempre le acompañaba, se estaba formando junto al gran líder, "...el joven Josué hijo de Nun, su servidor, nunca se apartaba de en medio del tabernáculo". Fue testigo de numerosos hechos milagrosos. Finalmente, cuando Moisés pidió a Dios "un varón sobre la congregación..... para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor", Él Señor lo señaló "y Josué, hijo de Nun, fue lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había puesto sus manos sobre él..."

Josué condujo a los hijos de Israel a través del Jordán hasta la Tierra Prometida. Jehová dijo a Josué "levántate y pasa este Jordán". El mismo pueblo le prometió fidelidad y le recomendó "solamente que te esfuerces y que seas valiente". Como su maestro lo había hecho antes, envió, ahora él, dos espías "andad, reconoced la tierra, y a Jericó". La prostituta Rahab, de Jericó, protegió a los dos espías. En pago, le dicen que reúna a toda su familia en casa y que cuelgue "un cordón de grana a la ventana por la cual nos descolgaste". Los espías le cuentan a Josué "Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos" pues "los moradores del país desmayan delante de nosotros". El líder dijo al pueblo "Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre nosotros". Dios promete engrandecer a los ojos del pueblo a Josué, así como estuvo con Moisés.

Muerto Moisés, Josué condujo al pueblo de Dios a la tierra prometida, conquistándola y estableciéndose en ella. Bajo su dirección fueron conquistados Jericó y sus alrededores, se dividió la tierra y se establecieron las ciudades de refugio. Israel, comandada por Josué, pasó el río Jordán en seco, demostrándose una vez más el gran poder de Dios. Las doce piedras representan a las doce tribus que vivieron y testimoniaron este milagro.

"Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo: Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, y mandadles diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche." Josué 4:1-3

EL DISCURSO DE JOSUÉ
Antes de cruzar el Jordán, leemos en el capítulo 3 de Josué, que éste dirige un discurso a su pueblo. De sus palabras se desprenden algunas ideas que perfectamente podemos tomar como consejos para los cristianos de hoy. Los expondremos brevemente a continuación.

Purifíquese antes de iniciar una etapa o enfrentar un desafío. "Purifíquense, porque mañana verán al Señor hacer milagros" (Josué 3:5 DHH). Antes de emprender una nueva etapa, como la marcha para la conquista de un reino, es necesario santificarse. Jesús lo hizo al iniciar su ministerio retirándose al desierto, combatiendo a Satanás y enfrentándose a su naturaleza humana, ya que era verdadero hombre y Dios. Se retiró y venció. Este concepto de purificación también se encuentra simbólicamente en el rito de iniciación cristiana del bautismo.

Pero ¿qué es purificarse? ¿quién realmente es puro, limpio absoluto desde el punto de vista moral? Nadie, sólo Jesucristo es santo. Purificación significa santidad. El ayuno, la entrega a Dios en oración, la reflexión en su Palabra y hechos maravillosos, producen un acercamiento a Él pero jamás la purificación. Nadie se hace santo a sí mismo. Sería como pensar que alguien que tiene un espejo puede reproducir su imagen en él sólo por el hecho de limpiar el espejo, cuando en verdad la imagen se refleja por una ley óptica de la creación. Al limpiar el espejo nada más estamos facilitando el reflejo, posibilitando que se cumpla esa ley, pero nosotros no manejamos esa ley. La imagen la produce Dios. Asimismo los hijos de Dios requerimos hacer ejercicios de purificación y examinar nuestras conciencias ante Cristo. Sólo la sangre de Cristo nos limpia de pecado. Y es eficaz si nos examinamos y lo reconocemos; si presentamos nuestra vida en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, en culto racional y renovando nuestro entendimiento, como también lo aconseja Romanos 12:1-2.

Cuando vamos a iniciar una etapa nueva, un matrimonio, recibir un hijo, comenzar un trabajo, un nuevo año, estudios, una carrera profesional, al enfrentarnos a la muerte, etc., es preciso prepararnos. Josué dijo "mañana verán hacer milagros al Señor"; hoy también podemos asegurarlo: sucederán grandes cosas en su vida, milagros de Dios, conversiones, cambios en su carácter, prepárese porque Cristo viene. El consejo de Josué aun está vigente.

Porte a Cristo en su vida, siendo ejemplo en palabras y obras. "Tomen el cofre del pacto y crucen el río delante de la gente" (Josué 3:5). Estas fueron las palabras de Josué a los sacerdotes. El cofre del pacto era el objeto más sagrado de Israel; el libro de Hebreos lo describe así: "el arca del pacto cubierta de oro por todas partes, en la que estaba una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto;/ y sobre ella los querubines de gloria que cubrían el propiciatorio...". Esta arca del Antiguo Testamento representa a Cristo. En el Antiguo Pacto Dios entregó muestras de su bondad al cuidar de su pueblo con alimento del cielo, darle sacerdotes que fuesen intermediarios entre Él y ellos y entregarle los diez mandamientos que reflejan los eternos valores divinos de comportamiento justo para el ser humano. Todo esto coronado por ángeles, porque todo cuanto fue entregado al pueblo de Dios por medio de Moisés fue algo de origen celestial.

Cristo en el Nuevo Testamento es el arca de un nuevo pacto, en la que están contenidas nuestra sabiduría, justificación, santificación y redención (1 Corintios 1:30). Cristo es el maná, el pan bajado del cielo, la vara reverdecida que dio vida a la estirpe de David. Testificaron de su ministerio los ángeles cuando fue anunciado su nacimiento a María, cuando fue comunicado a José y a los pastores, en su tumba, en el momento de la resurrección y al elevarse a los cielos. El ministerio de Cristo es un ministerio de gloria.

Así es que cuando los sacerdotes trasladaban el arca, en cierta forma llevaban una prefiguración del Salvador del mundo y el pueblo les seguía. Al ordenar Josué a los líderes "Tomen el cofre del pacto y crucen el río delante de la gente" estaba diciendo claramente que el pueblo sigue al arca y no a los sacerdotes. Si sigue a los sacerdotes es porque estos portan el Arca. Para los líderes de hoy es esta palabra: tomen el cofre del Nuevo Pacto, llevando a Cristo en sus corazones y vidas, no se aparten del camino y crucen el Jordán delante de la gente. Con Cristo enfrenten toda adversidad, toda nueva etapa, todo escollo moral, toda persecución, todo problema, sed dignos portadores de Cristo. Recuerdo el sobrenombre de un padre apostólico, Ignacio obispo de Antioquía "el portador de Dios", quien fue tomado prisionero por las autoridades romanas y llevado al martirio en Roma el año 115 dC. Demás está decir que los líderes debemos ser ejemplo de vida y servicio cristiano para el pueblo de Dios. Aunque la corriente del mundo sea mayor que la fluvial del Jordán, debemos mantenernos firmes como lo hicieron los sacerdotes portadores del Arca.

Esté atento a la voz de Dios. "Vengan y escuchen lo que dice el Señor su Dios". Josué llama al pueblo y dice poned atención a Dios. Los ministros del Señor hablan y advierten: el Señor habla, escucha lo que el Espíritu dice a las iglesias. Estamos tan acostumbrados a escuchar el sermón del domingo en la iglesia o en algún medio de comunicación, que con el tiempo se transforma casi en una rutina, llegando a olvidar la solemnidad de ese acto, no en su forma, sino en su esencia, lo que es un mensaje de Dios que el Espíritu Santo ha inspirado a un hombre o una mujer, para hablar a su pueblo.

Vengan implica un movimiento, una acción, porque es preciso que cada cristiano y cada persona que desee conocer a Dios y escucharle tome una decisión y se mueva. No estamos diciendo que tenga que actuar para salvarse. La mínima acción que se le pide es ponga oído "escuchen lo que dice el Señor."

Vea los hechos de Dios en su vida como prueba de que Él está con usted. "Esta será la prueba de que el Dios viviente está en medio de ustedes, y de que al paso de ustedes Él irá barriendo a los cananeos, los hititas, los heveos, los ferezeos, los gergeseos, los amorreos y los jebuseos. " La prueba de que Dios está con ustedes es que barrerá con sus enemigos. El señor Jesucristo ya ha barrido con Satanás y actualmente barre con los enemigos del cristiano.

Considérese victorioso en Cristo. "Miren , el cofre del pacto del Señor de toda la tierra va a cruzar el Jordán delante de ustedes." Cristo cruzó el Jordán, nuestro Cofre del Pacto Nuevo y eterno enfrentó al pecado, al mundo, la muerte y a Satanás, saliendo victorioso. Nosotros le seguimos, mejor dicho vamos con Él porque estamos dentro de Él, ya que fuimos sepultados en Él, sumergidos dentro de Cristo desde el día en que fuimos bautizados en Él. Dicho de otra forma, vamos dentro del Arca.

Participe responsablemente en la elección de los líderes de su iglesia. "Por eso, escojan ahora doce hombres, uno de cada una de las doce tribus de Israel." Llama la atención el número 12 en todos estos pasajes,. Dios ha escogido doce tribus de Israel, que son los descendientes de los doce hijos de Jacob. Jesucristo escogió a doce discípulos de los cuales uno se perdió. Posteriormente escogió a Pablo, el último de los apóstoles. En Apocalipsis se habla de la suma de ambos, representados en 24 ancianos. Pienso que estos 12 líderes, estas doce piedras de las cuales nos habla este capítulo, de alguna forma estaba anunciando a 12 líderes que llevarán el evangelio a todas las naciones. Donde aparece este número otra vez es en nuestro calendario, que es el calendario solar, un año de 12 meses. Apocalipsis habla de un árbol., que ciertamente es Cristo en la Iglesia (la vid verdadera), "el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto". Es altamente productivo y sus hojas son para sanidad de las naciones (Apocalipsis 22:2).

Así como el árbol de Dios da vida, el edificio de Dios está edificado por piedras vivas y la piedra angular es Cristo, según el apóstol Pedro. San Juan teólogo, ve que tiene doce cimientos adornados por doce tipos distintos de piedras preciosas (Apocalipsis 21:19-20).

En el caso del relato de Josué, el símbolo de las piedras es perfecto. Tanto en su forma de elementos consistentes, señal del milagro de la obra de Dios producida en ese lugar, como simbolizando a los hombres que hicieron esa hazaña o que condujeron al pueblo a través del Jordán. En cada una de las doce piedras están representados todos los miembros de esas tribus. Mas adelante, en el capítulo 4, indica para qué escoge a esos 12 hombres.

Con las dos palabras "por eso", que inician la frase, implica una razón. La razón es que "el cofre del pacto del Señor de toda la tierra va a cruzar el Jordán delante de ustedes"; el motivo de escoger a representantes de cada tribu es que el Señor ya ha vencido. Algunos creen en un cristianismo más sacerdotal, incluso hablan de ministros y laicos como formas de vida cristiana absolutamente opuestas, al estilo del Antiguo Testamento. Este "por eso" está indicando que "ya que va delante de nosotros el victorioso Señor" escojamos una cantidad de hombres equivalentes para liderar al pueblo de Dios.

Comprométase activamente con Dios y su obra. "Cuando los sacerdotes que llevan el cofre del Señor de toda la tierra metan los pies en el agua, el río se dividirá en dos partes, y el agua que viene de arriba dejará de correr y se detendrá como formando un embalse." Algunos piensan que el hecho tiene una explicación natural, que se puede formar un embalse, a causa de movimientos sísmicos u otra razón, quedando el curso inferior del río casi seco, fácilmente franqueable hasta por los rebaños; que en la estación más seca, junto a Jericó, las aguas de un sucio color amarillento apenas si alcanzan 10 metros de anchura. Cuando los israelitas llegaron a orillas del Jordán el río llevaba un gran caudal por el deshielo en el monte Hermón y "las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar de Arabá, al Mar Salado, se acabaron; y el pueblo pasó en dirección de Jericó". Los sacerdotes sostenían el arca en medio del Jordán seco "y todo Israel pasó en seco". Pero la confianza de Israel no estaba fundada en un hecho natural sino en el Dios que los haría atravesar por el río seco. El milagro es que, por sobre cualquier explicación concreta y materialista, el pueblo de Dios antepone su fe y confianza en el Señor. Usted puede saber científicamente que bajará la marea a cierta hora, pero no se internará en el mar sin pedir la protección de Dios. El milagro está presente en cada paso de nuestra vida y nos mantenemos libres de accidentes, ataques de delincuentes, terremotos, incendios, enfermedades, etc. sólo por la misericordia de Dios. Dígaselo a un incrédulo y argumentará la ley de probabilidades, jamás la intervención divina.

Los sacerdotes entraron en el Jordán y mojaron sus pies. Es imprescindible que los pastores y líderes de la Iglesia metan los pies al agua del Jordán. En un sentido metafórico esto es ensuciarse, mojarse, involucrarse con los problemas que viven realmente las personas. Los ministros de Dios llevan sobre sus hombros el mensaje de Jesús pero sus pies no están en las nubes sino en el agua, en la tierra, en el barro, en los problemas de la gente. Actualmente hay crisis matrimoniales, crisis de trabajo, desempleo, crisis vocacional, desorientación en los jóvenes, crisis llamada "revolución sexual", drogadicción, homosexualidad. No podemos ni debemos cerrar los ojos a estas realidades, tampoco podemos cerrar las puertas de la iglesia y tratar de protegernos aislándonos del mundo e imponiéndole normas legalistas a los fieles. Sólo enfrentando cara a cara los problemas, amando al ser humano con todas sus debilidades pero no admitiendo el pecado, no cambiándole nombre, podremos ser como aquellos sacerdotes y líderes del Jordán.

El compromiso de los sacerdotes del pueblo, de sus intermediarios, es condición para que se produzca el milagro, Dios responda a la oración y obre maravillas. La Iglesia necesita hombres y mujeres comprometidos. Sólo así "el río se dividirá en dos partes, y el agua que viene de arriba dejará de correr y se detendrá como formando un embalse". Cuando el pueblo de Dios se compromete Él obra.

En resumen el mensaje de Josué para hoy es: Purifíquese antes de iniciar una etapa o enfrentar un desafío y porte siempre a Cristo en su vida, siendo ejemplo en palabras y obras. No deje de estar atento a la voz de Dios. Vea los hechos de Dios en su vida como prueba de que Él está con usted y considérese victorioso en Cristo. En la iglesia, participe responsablemente en la elección de los líderes y comprométase activamente.

EL RITUAL DE LAS DOCE PIEDRAS
Continua narrando el capítulo 4: "Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordán, Jehová habló a Josué, diciendo: Tomad del pueblo doce hombres, uno de cada tribu, y mandadles diciendo: Tomad de aquí de en medio del Jordán, del lugar donde están firmes los pies de los sacerdotes, doce piedras, las cuales pasaréis con vosotros, y levantadlas en el lugar donde habéis de pasar la noche" (Josué 4:1-3). Aquí no se utiliza la palabra mesón. Distintas traducciones designan el sitio donde acontece el hecho como: el lugar en que van a acampar esta noche, el lugar donde habéis de pasar la noche, el lugar donde paséis esta noche o el alojamiento donde habéis de tener la noche. Como sea, la elección del lugar otra vez nos indica un llamado de atención sobre el hecho.

La orden, que Jehová Dios ha dado al pueblo a través de Josué, es una ampliación de uno de los aspectos del discurso anterior y que nosotros subtitulamos Participe responsablemente en la elección de los líderes de su iglesia. Lo que Jehová ordenó en realidad fue un acto ritual y en su pedagogía divina quiere enseñarnos algo, no sólo dejar una señal concreta en ese lugar de sus poderosos actos, sino también plasmar un mensaje para la eternidad.

En todo el Antiguo Testamento Dios utiliza una pedagogía que podríamos llamar ritual. Le hace construír a Moisés un tabernáculo, el cual encierra una enorme cantidad de símbolos acerca de la salvación que Él dará a la humanidad. Entre los símbolos rituales está el sacrificio de animales, particularmente del cordero pascual. Por medio de esa pedagogía ritual Él enseña su plan, traza una huella fuerte en la mente de su pueblo escogido y deja unos mensajes que hoy llamaríamos "subliminales", mensajes que serían descifrados en el Nuevo Testamento por Jesús y los apóstoles.

Y en este pasaje nuevamente Dios está utilizando un ritual para enseñar a su pueblo, a judíos y a cristianos y a todos aquellos que crean que el Antiguo Testamento es palabra de Dios, que Él nos hace atravesar todo Jordán y conquistar milagrosamente la Tierra Prometida.

La integración social de las personas discapacitadas para nosotros es una tierra prometida. Soñamos con que un día ellos sean vistos como personas con iguales derechos y deberes en la iglesia y la sociedad y no como ciudadanos de segunda categoría o como sujetos exclusivamente dignos de caridad en la Iglesia. Queremos ver a los discapacitados pastoreando iglesias, levantando ministerios, evangelizando, trabajando en todas las áreas de la obra multifacética del Señor. Ese es nuestro Canaán. Pero para alcanzarlo el Señor tendrá que hacernos atravesar en seco el río de la ignorancia, la indiferencia, el egoísmo, la incredulidad, la culpabilidad, la desesperanza, la maldad, en fin la incomprensión de este mundo.

Allí en medio del mesón, del lugar de descanso, Israel deja una señal, un monolito, como hoy podríamos levantar una estatua, que dijese: "EN ESTE LUGAR EL PODER DE JEHOVÁ SEPARÓ LAS AGUAS DEL RÍO JORDÁN Y LAS DOCE TRIBUS DE ISRAEL PASARON EN SECO". ¿Cuántos monumentos tendría que levantarle usted a Dios por las maravillas que ha hecho en su vida?

En este rito del AT. el Señor nos da una clave: piedras. Aquí tenemos, como representantes de cada tribu, doce hombres, doce piedras ¿no son las mismas piedras que aparecen al final de los tiempos en la Nueva Jerusalén? ¿No le dijo Jesús a Pedro tu eres piedra y sobre esta roca edificaré mi iglesia? Piedras, somos sólo eso, piedras de una construcción, de un edificio espiritual. Ayer había sacerdotes, líderes y arca, hoy Él es el sumo sacerdote, es el arca y el líder que nos da la victoria.

Un ritual contiene acciones, signos y símbolos. La acción es lo que se hace y el símbolo el significado de lo que se hace. El signo es un elemento concreto que conlleva un significado espiritual. Por ejemplo una vela puede ser signo de Cristo, luz del mundo. Los signos son contenedores o soportes del contenido que Dios quiere transmitir. En el Nuevo Pacto también tenemos ritos. Fundamentalmente son dos: el Bautismo y la Santa Cena. Si tomamos por ejemplo la Cena del Señor, su mismo Autor nos indicó el significado de sus elementos. Cuando tomó el pan explicó "Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí" y al tomar el vino "Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama". A través de los siglos, hemos realizado continuamente este rito dejado por el Fundador de nuestra fe y cada vez que comemos del pan y bebemos del vino nuestra mente decodifica el mensaje: su cuerpo fue crucificado para que yo obtuviese perdón, Él es mi pan espiritual, por su sangre he sido limpiado y declarado justo delante del Padre. En ese instante el corazón se goza y se inflama del Espíritu Santo, la conciencia se siente libre de toda culpa y el espíritu se eleva a la presencia del Autor de nuestra salvación. Nótese el poderoso influjo del rito en la psiquis humana. Cuando Dios en el Antiguo Testamento lo hacía, sabía lo que producía en el espíritu de su pueblo, ya que Él mismo lo hizo ritualista.

Cuando el Hijo de Dios dejó estas ceremonias lo hizo para recordarnos en ese momento tan importante que es cuando nacemos a la vida cristiana y cuando se reune en pleno la iglesia, para que no olvidáramos el poder de su sacrificio redentor. En el Nuevo Pacto no necesitamos que se nos hable con el lenguaje oscuro de los signos, ya que el velo ha sido abierto por Cristo, pero sí es importante develar los secretos de su Palabra, como en este pasaje que ahora estudiamos.

Decíamos que estamos presenciando un rito. Pues bien, este rito de las 12 piedras de Josué tiene unas partes que en secuencia revelan las cuatro grandes responsabilidades de la Iglesia. Veamos cada parte de este ritual, desmontemos las piezas y luego armemos el cuadro completo. En verdad esto encierra un mensaje para la Iglesia, pero nosotros vamos a enfocarnos en el Mesón, que es la estructura eclesial que nos interesa.

1. Llamado al liderazgo: "Escoge doce hombres del pueblo, uno de cada tribu". Dios le ha ordenado a Josué escoger doce hombres, uno por cada tribu de Israel. A la Iglesia le ordena también escoger líderes para dirigir los distintos aspectos del trabajo de una comunidad cristiana: enseñanza, administración, economía, servicio a los necesitados, evangelización, culto, vida familiar, etc. En el caso de los mesones, cada iglesia decidirá, de acuerdo a su modalidad de gobierno eclesiástico, como nombrar al Mesonero o dirigente del Mesón de Discapacitados. Hay que llamar mesoneros capaces de sentir misericordia por los discapacitados y formar samaritanos en los principios del apostolado, sin discriminar a los beneficiarios. Hay que llamar a jóvenes, viejos, mujeres y hombres a convertirse en buenos samaritanos de su prójimo. La Iglesia y la sociedad lo necesita.

2. Salvación y sanación. "Diles que saquen doce piedras de en medio del río, del lugar donde están parados los sacerdotes". En esas 12 piedras estamos representados todos los cristianos e hijos de Dios, la Israel de Dios y el testimonio de la valentía, decisión, determinación, compromiso, visión, de un líder que condujo al pueblo hasta la meta. Si bien es cierto Moisés, como dice mi padre, es un coloso, Josué fue un fiel seguidor de ese gran líder y el también es un hombre con mayúscula.

No es curioso que las piedras fuesen sacadas del río, es lógico ya que todo río arrastra muchas piedras. En sentido alegórico el ser humano fue sacado del río: Dios nos salvó, nos sacó del río de este mundo y su corriente. Las piedras, las vidas a las cuales llevamos el Evangelio de misericordia, habrán de ser extraídas de en medio del río, de en medio de los problemas y pecados de este mundo, para ser curadas en el Mesón.

3. Evangelización. "Y que las lleven". Como aquellas piedras, nosotros fuimos trasladados al Reino de su Amado Hijo, de la corriente de este mundo al alojamiento o mesón de Dios. Esas piedras deben ser trasladadas al lugar de campamento. Son piedras tan pesadas que su traslado implica mucho trabajo y fuerza. Hay que movilizarse en una esforzada acción, necesitamos extender la obra de Dios en todo lugar, que se tome conciencia del problema de los discapacitados. El Evangelio debe ser trasladado en la Evangelización de las personas discapacitadas como también de muchos hombres y mujeres inconversos que conocerán a Cristo a través de este ministerio. En esta parte del rito judío están contenidas la extensión de la obra de Dios y la evangelización.

4. Edificación. "Y las pongan en el lugar en que van a acampar esta noche" ¿Por qué ponerlas en el lugar de campamento? A todo cristiano Dios lo hace atravesar el Jordán. Jesús fue bautizado en el Jordán, nosotros somos bautizados al iniciar nuestro camino en él, como samaritanos hacemos una promesa de servicio desinteresado al prójimo. Poner las piedras en un lugar de descanso significa poner una señal para que siempre la vean los que lleguen a ese lugar, para que las generaciones futuras no olviden que Dios es Dios de hechos poderosos. Pero también significa que esa construcción representativa de la Iglesia, piedras vivas, es un lugar de descanso para el agotado ser humano, el peregrino empolvado por el pecado y cansado de buscar un oasis para su alma. La Iglesia es un mesón. A nosotros como samaritanos esto nos indica que el mesón debe ser un lugar de alivio y edificación para el alma adolorida.

Tanto del discurso de José como del rito de las doce piedras, podemos concluir que hoy día, tal como en la antigüedad, Dios precisa de líderes que vivan en santidad, sean portadores de Cristo, atentos a su voz y a sus poderosos hechos, llenos de fe en su sacrificio redentor y el poder de su resurrección, activos y comprometidos con el apostolado. Y que su misión como Mesoneros consiste en llamar a nuevos samaritanos, anunciar la salvación y sanidad que hay en Jesucristo, evangelizar a los discapacitados y edificar Mesones en toda la Iglesia. El Mesón es un lugar de compromiso con las personas discapacitadas, con la Iglesia y con Dios.


PARA TRABAJAR EN EL MESÓN.
1) El Señor nos está llamando a levantar un Mesón en nuestra iglesia. ¿Qué pasos espirituales debo dar como preparación previa, según este capítulo?
2) Inicie un Samaritanado o curso de postulantes a samaritanos, en quince sesiones; en el cual se analice, estudie y reflexione, a la luz de las Escrituras, lo que significa ser un "samaritano". Este Samaritanado debe culminar con la Promesa del Samaritano ante la comunidad cristiana.