sábado, 10 de marzo de 2007

LA PRIMERA LECCIÓN DEL MESÓN.



Capítulo III de "Movidos a Misericordia"
© Pastor Iván Tapia

"Y ellos pusieron su trigo sobre sus asnos,
y se fueron de allí.
Pero abriendo uno de ellos su saco
para dar de comer a su asno en el mesón,
vio su dinero que estaba en la boca de su costal."
Génesis 42:26,27.



Estamos aquí frente a una de las más hermosas narraciones de la Biblia. La historia de José es una historia de amor filial y de absoluta confianza en la providencia de Dios. Al leerla somos impactados por la actitud mezquina y envidiosa de sus hermanos, que lo venden a unos mercaderes y nos emocionamos con la generosidad y los gestos de perdón de José, al recuperarlos. Ha logrado este personaje tal sabiduría que les exhorta "no os entristezcáis, ni os pese de haberme vendido acá; porque para preservación de vida me envió Dios delante de vosotros" (Génesis 45:5). Es admirable la visión que ha alcanzado del plan de Dios; él está por encima de las circunstancias y ve la voluntad del Señor de la Historia por sobre los detalles tristes o desagradables de la existencia humana. "Así, pues - les dice -, no me enviasteis acá vosotros, sino Dios, que me ha puesto por padre de Faraón y por señor de toda su casa, y por gobernador de toda la tierra de Egipto".


Cuando lo vendieron sus hermanos, comenzaron las peripecias de este hijo de Jacob. Todos sus sufrimientos como esclavo, exiliado de la patria, tentado por la esposa de su amo Potifar, la cárcel injusta, más su natural inteligencia, su capacidad de interpretar sueños, habilidad administrativa y corazón honesto, que jamás abandonó la fe de sus padres, le forjaron como un hombre confiable, merecedor del cargo de mayordomo y luego de primer ministro en el palacio de Faraón.


Para lograr tal confianza del gobernante y, por tanto, de Dios, tuvo que ser ante todo obediente y fiel en encargos menores, que él cumplió con esmero. Una correcta relación con nuestro Creador nos conduce a valorar cada talento, don y responsabilidad recibida en esta vida, por pequeña que sea. Jesús le dice al mayordomo: "Muy bien, eres un empleado bueno y fiel; ya que fuiste fiel en lo poco, te pondré a cargo de mucho más" (San Mateo 25:21, Biblia Dios Habla Hoy). Muchos cristianos ubican fuera del ámbito de la fe la puntualidad, el cumplimiento de encargos, la palabra empeñada, la responsabilidad en el trabajo y toda cosa práctica que tenga relación con la vida diaria, como si todo aquello no tuviera importancia para el Señor y al cual sólo le importase la piedad y la evangelización. Pues, la vida de José nos enseña, entre otras cosas, cuan importante ha sido en la historia de la fe, historia que aún no ha concluido, el fiel cumplimiento de los pequeños encargos de Dios, los cuales, la mayoría de las veces, son recibidos por medio de hombres y no de voces angélicas ni revelaciones sobrenaturales.


SIMILITUDES DE JOSÉ CON JESÚS.
El capítulo 42 del Génesis narra el encuentro de José con su familia, en tiempos de hambruna en Canaán. Jacob, teniendo noticia que Egipto disponía de los alimentos que su familia necesitaba, dijo a sus hijos que descendieran allá y compraran o, de lo contrario, morirían de hambre. Venían al país del Nilo compradores de distintos lugares a comprar el trigo que diligentemente había ordenado almacenar el ministro José. Este capítulo nos enseña el arrepentimiento de los hermanos de José y el perdón y la generosidad de éste. En cierto modo, José es un tipo de Jesucristo en el Antiguo Testamento. Tal como José perdonó y devolvió el dinero a sus hermanos y les dio alimentos gratuitamente, Jesucristo lo hace con los cristianos, sus hermanos menores.


Jesús nos perdona así como lo hizo José con sus hermanos. El amor que José sentía por sus hermanos era fruto de su fidelidad a Dios. Él había sido capaz de perdonarles al llegar a comprender sus motivaciones y la debilidad de sus corazones. Como nuestro Padre Celestial, ejerció gracia sobre sus hermanos. Nuestro Hermano mayor, Jesucristo (Romanos 8:29), también perdonó todos nuestros pecados pasados, presentes y futuros, ya que su sangre nos limpia de todo pecado (1 San Juan 1:7) y nos regaló la salvación eterna.


Jesús nos regala la salvación tal como José no aceptó pago por el trigo. Notemos que José devolvió el dinero pagado por sus hermanos por la compra del trigo; no aceptó un pago o sacrificio de ellos. Tampoco Cristo acepta pago alguno del ser humano, por su salvación, puesto que ésta es un regalo de Dios, una dádiva generosa de su Amor. Ninguna obra humana puede comprar la salvación pues nuestras obras siempre encierran, en alguna medida, algo de nuestra debilidad, producto de una naturaleza caída. Es imposible agradarle fuera de la fe en Cristo, don que proviene de Él. Las obras son nada más que un resultado de la obra de Cristo en la cruz del Calvario. Sí devolvió Jesús algo a sus hermanos: nos restauró a la imagen original como hombres y mujeres nuevos.


Cristo nos alimenta como José alimentó a sus hermanos. Como en la historia de Israel, en la vida cristiana se suele vivir tiempos de hambre, plagas y necesidad. En esos casos los cristianos nos movilizamos y solidarizamos los unos con los otros. Esto puede ser tanto a nivel material como en caso de hambre, sed, soledad o frío espiritual. Por último, tal como José les dio "comida para el camino" (Génesis 42:25), nuestro Maestro nos ha dado su Palabra para tomar nuestra porción diaria.

EL REGALO DEL HERMANO MAYOR.
La palabra y el concepto de mesón es una señal en la Biblia. Recién en el mesón los hermanos de José se percataron que el dinero les había sido devuelto y no lo comprendieron. Esta es la primera vez que aparece la palabra "mesón" en la Biblia. El texto dice: "Pero abriendo uno de ellos su saco para dar de comer a su asno en el mesón, vio su dinero que estaba en la boca de su costal." (Génesis 42:26,27). Cuando el hermano de José abrió su costal, encontró la devolución del dinero pagado por el trigo. En ese instante quedó demostrado el amor de José por sus hermanos. Este hecho podría haber acaecido en el desierto bajo una palmera, en un campo sembrado o frente al palacio; mas sucedió en el mesón, el lugar de descanso de los peregrinos, el lugar de acogida para el que está cansado y con hambre, una instancia donde el ser humano se relaja y tiene un encuentro con su interioridad, un lugar de intimidad donde, en el mejor de los casos, se encuentra con Dios en la oración.


La palabra "mesón" no está ociosamente ubicada en este lugar sino que es una antorcha que ilumina el significado de aquellos acontecimientos que relata. Como en una pintura el paisaje de fondo revela el carácter del personaje retratado o en un film la tormenta sirve de marco psicológico para la acción representada; aquí el mesón subraya el sentido profundo del hecho: "vio su dinero que estaba en la boca de su costal". Para ellos es incomprensible el hallazgo y más bien desconfían y temen. Para nosotros es una demostración del perdón, amor y generosidad de José.


El mesón señala la gratuidad del don de Dios, más tres aspectos que le son afines: el arrepentimiento necesario para aquilatarlo y recibirlo; el perdón absoluto de Dios y su enorme generosidad. Este mesón señala la Gracia de Dios al ejercer su juicio sobre su Hijo Jesucristo y perdonarnos nuestro pecado. Dios en forma totalmente gratuita nos regala la salvación. ¿Qué exigió José de sus hermanos? Nada. Todo lo contrario, jugó un poco con ellos, quiso que sintieran un poco el dolor que él había experimentado para que el arrepentimiento hiciera su obra en ellos. Esta gratuidad se expresa de tres formas: el perdón, el arrepentimiento y la generosidad.
El mesón señala el perdón de Dios, su Amor que cubre multitud de pecados y es más fuerte que el juicio.


El mesón señala el arrepentimiento. José fue generoso con sus hermanos, pero era preciso que ellos recapacitaran sobre tan vil acto cometido y se arrepintieran genuinamente de su pecado. Era necesario que en alguna medida experimentaran lo que él había sufrido injustamente. La actitud de los diez hermanos de José fue de sumisión y arrepentimiento; inclinaron sus rostros ante la autoridad de José, sin aún reconocerle como su hermano, se humillaron, le trataron de señor y se identificaron como siervos. Tuvieron un auténtico cambio de actitud.


El mesón señala la generosidad de Dios. José estaba tan emocionado con este reencuentro con sus seres amados, que se apartaba y lloraba. Su corazón era lleno de amor, misericordia, perdón y generosidad para sus hermanos. Recordó sus sueños de juventud referente a ellos: "los manojos que se inclinaban ante su manojo"(Génesis 37:5-10) o aquel en que "he aquí que el sol y la luna y once estrellas se inclinaban a mí" y la rabia de sus hermanos: "¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?/ Y sus hermanos le tenían envidia, mas su padre meditaba en esto". José les reconoció de inmediato pero calló y ordenó devolverles su dinero, que llenaran sus sacos de trigo con su dinero y le diesen comida para el camino.

UN MESÓN PARA LOS DISCAPACITADOS.
Del análisis de los textos de este capítulo de Génesis, podemos concluir que un Mesón es un lugar de encuentro con Dios; una instancia de perdón, arrepentimiento y generosidad. En el mesón las personas discapacitadas encuentran, junto a los samaritanos, la gracia y no el juicio de Dios. En el mesón, los discapacitados no sólo conocen el Amor perdonador del Señor, sino que también deben aprender las claves del arrepentimiento. Allí experimentan el cambio de una actitud rebelde a una verdadera sumisión al Señor, sujeción al Cuerpo De Cristo, un traslado de Reino y el paso de una existencia egocéntrica a una vida en que Cristo es el centro. Y sobre todo, en el mesón descubren una instancia de generosidad cristiana, la misericordia de Dios.

PARA TRABAJAR EN EL MESÓN.
1) ¿Ha vivido alguna vez la experiencia de perdonar a un ser querido por una falta grave contra usted? ¿Cómo fue esa experiencia y cuáles fueron sus sentimientos al respecto?
2) ¿Por qué cree usted que es importante para el cristiano, el cumplimiento de los pequeños encargos? ¿Qué repercusión pueden tener en el desarrollo espiritual? (Lea San Mateo 25:21).
3) Haga un esquema comparativo entre la personalidad de José y la personalidad de Jesús.
4) José no aceptó a sus hermanos pago por el trigo. Analice esta idea pensando en el trabajo que desarrolla un samaritano (voluntario cristiano) por las personas en necesidad. Dad de gracia lo que por gracia recibisteis.
5) ¿Qué subraya la palabra "mesón" en el texto estudiado (Génesis 42:26,27)?
6) Ore por todos los hermanos de su iglesia, que sufren alguna discapacidad sensorial, física o psíquica.